martes, 25 de septiembre de 2012

QUIERES QUE TE ESCUCHEN ¡RESPETA!

respeto


Quieres que te escuchen ¡Respeta!
Para recibir lo que queremos, tenemos que dar, esto es un paradigma incontrovertible. Es sorprendente que en las peleas de pareja que se caracterizan por palabras subidas de tono, además de ofensivas, se espere la receptividad del otro. Cuando hacemos victima de agresión verbal a la pareja, de hecho estamos invitando a lo mismo. Se quejan algunas parejas de que ni siquiera las escuchan expresar todas sus ideas.

El maltrato
¿Cómo permitir pasivamente un aluvión de maltratos verbales, sin alterarse o hacer una retirada prudente para evitar así confrontaciones destructivas? Preferible es, alejarse físicamente ante la agresividad verbal que ser cómplice de un escenario toxico, que deja secuelas psicológicas. Mientras más se escuchan palabras despreciativas, crece la decepción. ¿Qué es preferible? ¿Qué es lo prudente? Aprender a discutir, básicamente aprender a pelear, es decir, sin caer en las desvalorizaciones, descalificación, ni términos peyorativos, y menos amenazas que no quieres escuchar.

 Se honesto
La comunicación es primordial en la pareja. Esta se mantiene mientras haya consideración al hablar. No digas lo que no quieras que te digan. No uses tonos que a ti te ofenderían. Puedes ser sincero (a), honesto (a) y emotivo (a), sin que eso signifique maltratar a nadie. Di lo que piensas y sientas con énfasis, pero sin desprecio. No es necesario barrer el piso con nadie, para liberal tu malestar. Recoger palabras ofensivas es imposible…, y sus efectos pueden durar años, a veces, dañan más que un empujón, más que una bofetada o golpear la puerta. 
Pacientes que han superado maltrato físico, se quejan por recordar con pesar que; “su virilidad sea cuestionada, su capacidad sexual, dudas sobre su capacidad de padre/madre, alusiones menospreciativas a sus padres/suegros, etc. Si ofendes al hablar, no esperes a cambio un silencio o pasividad, sin consecuencias. Mejor que te contesten a que se callen. La represión de malestares, se transforman en enfermedades o decepciones irreversibles. Es válido alejarse por un momento de aquella persona que ofende.

 
La persona irrespetuosa provoca con su- carga negativa- la interrupción de la discusión o del diálogo-. ¿Quieres que te escuchen mientras hablas? Mide tus palabras y tu tono, sin dejar de ser sincero y emotivo. No controles tus emociones, sino tu agresividad. Desahógate, pero no maltrates ¿quieres saber cómo? De la misma forma como tu quisieras ser reprochado, al excederte. Tienes derecho a estar disgustado, pero no por ello nombrarle la madre.

La atención es importante
¿Cómo te va provocar escuchar con atención a quien te insulta? Lo que sucede en nuestro hogar y familia principal, producto de nuestras palabras y acciones, nadie en su sano juicio ofende, cuando es respetado. Es un contrasentido. ¿Por qué mi pareja o hijos, ya no me escuchan como antes? Hay explicaciones, hay motivos, La madurez reside en buscar la razón (es). Nadie me ataca o evade sin motivo alguno. A veces algunas personas conflictivas o medrosas, huyen por razones propias, pero otras veces, es nuestra conducta errática la responsable.
¿Cómo  puedo abrigar la pretensión de que me oigan, con mi agresividad verbal? ¿Cómo reaccionaría yo, si me atacaran así? ¿Lo toleraría? ¿Por qué no? ¿Si queremos mantener una discusión hasta el final, desahogándonos y planteando nuestras quejas, habremos de escoger palabras destructivas? ¡No! Palabras que no dejen huellas en el tiempo. ¿Cómo te recuperas cuando te menosprecian? ¿Con una blanda disculpa, estaba disgustado? ¿Así de fácil lo superas tú? Más fácil pasa la página el victimario que la víctima.
No te asombres si te dejan con la palabra en la boca. Mientras practiques la violencia verbal o gestual, cosecharás silencio, distancia e incomunicación o…, réplica ofensiva. ¿Qué deseas de los demás? ¡Respeto! Debes proponer lo que quieres recibir.

 



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