violencia de género |
La violencia es un flagelo que invade a toda la
humanidad, es algo que se ha ido gestando generación tras generación. La
civilización ha propiciado enormes beneficios a la humanidad entera, pero
también ha acarreado importantes efectos residuales unos más perjudiciales que
otros, entre ellos una descomposición social que poco a poco se insertó en las
sociedades de todas las naciones, subvirtiendo el orden establecido, sembrando
violencia, y la inseguridad que acaba con la familia, llevándose por delante a
nuestros jóvenes.
La sociedad debe manifestarse ya; tomando acciones
para hacer que la violencia no sea un hecho recurrente que acabe por destruir
la célula fundamental de la sociedad, cual es la familia. No permitir que el
hombre se desnaturalice destruyendo a la civilización misma y algún día al
planeta entero. La violencia tiene su origen desde que la criatura se forma en
el interior del vientre materno, tal vez tendríamos que preguntarnos, como
alguien tan protegido en un vientre va a estar inmerso en la violencia si todo
lo tiene, para desarrollarse y nacer tranquilo y feliz.
Es mucha la experiencia adquirida, en el trato con
tanta gente, conociendo y estudiando sus historias, llegando en algunos casos a
los inicios actuales de sus vidas que dan pié para determinar que la violencia
comienza ahí y en algunos casos mucho antes. Las madres que quedan embarazadas
y sin un propósito definido, sin planificación, “sino porque Dios lo quiso”,
comienzan a tener una notable cantidad
de pensamientos de rechazo hacia ese embarazo.
Hay cantidad de necesidades por las cuales puede
pasar la futura madre, su percepción de la libertad, condiciones de pareja,
estudia o trabaja, en la pérdida de la apariencia de su cuerpo, sus miedos naturales,
si es una madre primeriza, ansiedad por el futuro de ambos, o peor si su
embarazo es producto de una violación, que tiene el aditivo de desconocer al
padre de la criatura y el desconocimiento de su historia.
embarazada |
En estas circunstancias ya descritas, esta madre
comienza a sentir necesidad de deshacerse del niño para no perder y sumergirse
en un mundo desconocido y nada claro para su vida, podría intentar un aborto
sin que este se dé, lo que inevitablemente la llevará a parir el niño.
Mientras este niño estuvo desarrollándose en el
vientre materno, todos sus pensamientos y carga emotivas negativas encontradas
comienzan a permear en las células del niño, ya que la química de su madre
cambia y por ser el niño alimentado por el cordón umbilical, pero; también se alimenta con las emociones
de su madre.
Si le agregamos a todo esto, un padre maltratador,
tanto físico, verbal y moralmente a la
madre esto propicia un resentimiento de la madre en contra del padre del niño,
generando un incremento de pensamientos, acciones y emociones negativas, que
indudablemente incidirán después en el niño.
La violencia que nos traslada a la
inseguridad personal, educacional, institucional y demás aristas que propone la
violencia, tiene que ser combatida desde antes de la gestación del niño, con
una actitud apropiada de los futuros padres. Esta es una de las formas de
prevención más temprana del flagelo de la violencia.
Fuente: Sanación Magnificada
La violencia nace en lo interno
Xiomara Marcolina Rodriguez
Evas, Diario El Siglo: Aragua.
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