¿Cuál libertad de expresión?
En Venezuela hoy día es extremadamente difícil hacer
que llegue a los venezolanos, una información veraz. La información en el país
está mediatizada por el enorme monopolio que tiene el régimen en cuanto a los
medios de comunicación nacionales y regionales existentes. Los ciudadanos no
alcanzan a tener la certeza de la calidad de la información difundida por estos
medios.
El gobierno del presidente Maduro, cuenta en este
momento con más del 60% de los medios comunicacionales y, el resto, los
privados están sometidos a una medida tan malsana, como es la auto censura.
Tanto que el medio que no se someta a las políticas de comunicación del estado,
son amenazados, espiados, multados o cerrados. Se persigue a los periodistas a los
dueños de los medios y a todo aquel que tenga alguna relevancia en la libertad
de expresión.
¿Qué como ha llegado el régimen a tener dominados a
los medios comunicacionales del país? Comprándolos, no dándoles pautas
publicitarias del estado, ahogándoles económicamente, chantaje, usando el poder
judicial para amedrentar a los propietarios de medios comunicacionales,
espionaje telefónico, persecución.
Hay diarios que todo el tiempo están bajo la pupila
del gobierno, no pudiendo publicar las informaciones de relevancia,
informaciones de interés público, tales como el aumento de las cifras de las
muertes producidas por la inseguridad personal, la delincuencia, el secuestro,
vivienda, salud.
El segmento salud merece un comentario aparte: La
salud pública está en banca rota, escasez extrema de toda clase de insumos,
falta de camas, las medicinas más imprescindibles, analgésicos, los remedios
para los hipertensos, diabéticos, diálisis, aparatos de rayos X en mal estado,
quirófanos contaminados, los enfermos de cáncer y una larga lista de etcéteras.
Hablar de las devaluaciones de la moneda, peligro
supremo, criticar al gobierno o a algún funcionario en particular, puede
desatar una persecución judicial que conduzca a la cárcel al cristiano que se
atreva. En fin; estamos en Venezuela, por decirlo de alguna manera, en manos de
la desidia más cruenta, que solamente los que vivimos acá podemos dar
testimonio fiel y exacto de lo que está pasando. Esto apenas es la punta del
iceberg.