En América Latina si algo ha proliferado hasta el
cansancio son los mandatarios carismáticos, redentores, milagreros, mesiánicos,
no en este orden, más bien en un orden netamente aleatorio.
Nombrarlos por sus nombres de pila no es ni siquiera
relevante, tal vez una que otra vez a modo de mala referencia. En el fondo de
la cuestión es; el gran daño que le han causado a sus pueblos, lo que resalta
verdaderamente, en sus gestiones signadas por la incapacidad y el desorden en
las políticas de estado sumiendo a sus pueblos en la involución más severa y
perversa en nombre de una justicia social mal entendida y peor implementada.
Nuestra América mestiza
Nuestra América mestiza ha tenido que cargar durante
siglos con todos los defectos heredados de nuestros conquistadores, por decir
lo menos. Hijos más bien de la gente de la peor ralea de las hordas
conquistadoras, venidas allende los mares, que contaminaron con sus genes a nuestros aborígenes, salvajes sí, pero sin
las taras y la oscuridad de razas presuntamente más evolucionadas. Excepciones
por supuesto que las hubo pero; en menor grado que de alguna manera doparon a la
raza emergente producto del intercambio racial, matizando la genética y con
ello el producto final: el mestizaje de la raza hispanoamericana.
Este mestizaje ha producido una raza rica en matices
de todo orden, en el carácter, ferocidad, crueldad, ambición y apetencias de
poder, dominación sobre sus congéneres hasta someterlos a las humillaciones más
abyectas, prometiéndoles una utópica liberación de sus amos, sus señores feudales,
pero que; en el fondo no era más que un cambio de un amo por otro. La gente
sencilla tiene ese encanto de la candidez y de la credibilidad que lo lleva
aceptar y a embarcarse en aventuras que en la práctica no son más que sueños,
quimeras, que al final vienen a ser más de lo mismo o peor.
Esta forma que tiene el hispanoamericano de aceptar
lo que ellos piensan es su destino. Es tal vez el producto o la acción más bien
de su ancestral origen genético, que tiene que ver con la pasividad con que
aceptan su sino o destino, producto de su acervo originario racial de miles de
años perdidos en el tiempo.
América es un crisol de razas, donde se han fundido
genes avenidos de un sinfín de regiones del mundo. Donde se han moldeado los
nuevos americanos, del norte, del centro, del sur; americanos todos, donde han
dominado los del norte, el motivo; fueron conquistados por la “Pérfida Albión”
(Inglaterra o Reino Unido) que siempre ha estado adelantada un paso o dos de la
Madre Patria España, he ahí la diferencia. No hay razas superiores sino más
bien un mayor conocimiento y un mejor manejo del mismo. De esto no tiene la
culpa; Estados Unidos, Inglaterra, Francia, etc.
Los complejos de América Latina
Hoy día que
está de moda la unidad, es lo que nos ha faltado a los pueblos latinoamericanos
es mi reflexión, incapacidad de visión de país. Los gobernantes de esta parte
del mundo han estado más pendientes de adoptar ideologías desfasadas,
fracasadas en el mundo entero que; pensar en el progreso y el bienestar de sus
gentes. Los complejos de la raza morena han podido más que la vocación por
procurarles a sus naciones; justicia social, bienestar y, la mayor suma de
felicidad posible.
Discapacidad gobernante
Hoy día en nuestra
América Meridional están en el poder de varias naciones, una variedad de
mandatarios que han preferido el autoritarismo, lo peor de la ideología
socialista y el pro-comunismo; vendiéndoles a sus conciudadanos la más malsana
de las utopías en nombre de las
reivindicaciones más temerarias y torcidas. Donde sus desempeños como
estadistas han dejado claramente demostraciones palpables de incapacidad y
minusvalía para administrar sus estados, convirtiéndolos en territorios de
nadie, huérfanos de instituciones idóneas, campos propicios para la anarquía y,
focos de malestar social.
La esperanza; el camino está ahí
Amén de políticas económicas equivocadas, justicia
sectaria, criminalización de la disidencia y persecución de la libertad de
expresión. Sin embargo se abren nuevos caminos de esperanza, hay signos
fehacientes de la voluntad de la gente de procurar cambios y deslindarse de
cualquier ideología retrograda e involutiva que prosterne la vocación
democrática de la mayoría latinoamericana. Estamos en el camino que de seguro
será tortuoso, pero lo transitaremos llenos de esperanza en lo porvenir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario